Madrid
Siempre he pensado en Madrid como en una ciudad estresante, llena de gente, una especie de batiburrillo extrañamente mezclado y castizo. Territorio español 100%, la capital del reino.
Me sorprendió agradablemente, me he encontrado gente muy amable, mucha mezcla cultural y un sabor a libertad muy satisfactorio. El primer pensamiento que me vino a la cabeza fue “oportunidad”.
Entre semana me dedico a trabajar y los fines de semana los paso perdiéndome entre las calles de Madrid respirando ese aire a gran ciudad y teniendo la deliciosa sensación de anonimato, represento desde un principio un gran alivio para mí.
Saborear un café en alguna de sus múltiples cafeterías en las cuales puedes encontrar ordenadores, tertulias de amig@s, o incluso gente solitaria disfrutando de un libro junto con su té o café...
Pasear por Goya y Alcalá parándote en algunas de sus tiendas de ropa, complementos, zapaterías...
Una vueltecita por el parque del retiro, contemplando el palacio de cristal, relajarse observando sus flores, sus pájaros, su gente caminando....
Visitar el museo de cera, el museo del Prado, el Reina Sofia, CaixaForum, etc, etc.....
El rastro me huele a incienso, puedes encontrar cosas muy curiosas, pasarte toda la mañana de domingo mirando sin cansarte la variedad de puestos.
Y como no acudir a un montón de garitos alternativos en donde puedes escuchar todo tipo de música de todas las épocas. Puedo encontrar ese aire rockerillo que tanto me gusta, ya voy conociendo unos cuantos locales a los cuales no dudaría en volver.
Mi zona favorita es el barrio de Malasaña, donde se inicio la famosa movida madrileña.
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